jueves, 23 de junio de 2022

DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO / Evangelio Ciclo "C"


Lucas 9, 51-62

En este relato del evangelista Lucas, Jesús inicia un camino que hizo en su vida más de una vez pero que el autor lo menciona de manera simbólica y con una carga teológica y espiritual, siendo en este sentido original y clave para entender su obra, porque le dedica diez capítulos, en los cuales nos lo muestra como un largo camino: el camino de la vida, de la vocación y del seguimiento a Jesús.

Jesús toma la difícil decisión de ir a Jerusalén, ciudad que es la meta del camino a recorrer y un final que implica su pasión y muerte, pero, aun así, él está dispuesto a recorrerlo hasta las últimas consecuencias al entenderlo como la voluntad del Padre.

Jesús envía mensajeros delante de él, seguramente judíos, que tal vez no expresaron bien el mensaje del Señor a los samaritanos, porque a su paso por una aldea de la región de Samaria los habitantes no lo recibieron bien. Aquí se repite lo mismo que al comienzo de su itinerario en Galilea, donde fue rechazado en su aldea natal de Nazaret. 

Teniendo en cuenta que los samaritanos y los judíos no se llevan bien, este rechazo a Jesús nos enseña que nosotros no podemos anunciar el mensaje de Jesús a nuestro gusto y antojo; que el rechazo a Jesús y a sus seguidores forma parte de la vida cristiana; y que las posturas y posiciones fanáticas, que no son tolerantes ni respetuosas con quienes son diferentes en pensamiento, creencias, etc. no forman parte de la actitud de Jesús y del Evangelio. El Evangelio no se puede imponer nunca, sino que es una propuesta de Jesús para quienes libremente quieran seguirle. Y menos aún tener al que no es cristiano como enemigo y odiarle. Todas estas actitudes de enfrentamiento son contrarias al Evangelio.

En el mismo camino, y como si fuera un episodio diferente, Lucas nos enseña que ser discípulos de Jesús y hacer el mismo camino conlleva el no tener una vida asegurada y acomodada, el tener que estar dispuestos a romper vínculos con el pasado, e incluso vínculos afectivos que nos puedan impedir ponerlo a él como nuestra mayor preferencia. El evangelista nos pone varios ejemplos de quienes al paso del camino se encuentran con Jesús. Unos se quieren unir a él por iniciativa propia y otros porque son invitados por el Maestro. En unos y en otros predomina el anteponer sus preferencias a las del Evangelio, enseñándonos así que a la fe y al seguimiento no se le pueden poner condiciones, ni podemos llevar una vida cristiana a la carta. Ese seguimiento a medias no te permitirá nunca alcanzar la meta, sino que te motivará a no comprometerte, te llevará al cansancio, al hundimiento y a tirar la toalla cuando haya dificultades, porque no es compatible el camino de Jesús con otros caminos que nos llevan al éxito, una vida fácil, etc. No olvides, en el camino de Jesús y de la vida hay enfermedad, fracaso, sacrificio y renuncia.

Emilio José Fernández, sacerdote


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