Evangelio de Juan 15,1-8
La vid y la viña están muy presentes de manera alegórica en el lenguaje de los antiguos profetas que comparan ambas realidades con Israel para definirlo como el pueblo elegido por Dios. En este relato Jesús afirma que él es la verdadera vid, es decir, que el verdadero pueblo de Dios, ya no es Israel sino la nueva comunidad que él funda, la Iglesia, en medio del mundo para expandirse.