lunes, 15 de abril de 2019

CATEQUESIS DEL TRIDUO PASCUAL: JUEVES SANTO, VIERNES SANTO, SÁBADO SANTO Y DOMINGO DE PASCUA.


Durante las semanas de la Cuaresma no he editado en este blog las reflexiones dominicales porque los textos sagrados son los mismos cada año, por lo que, quien quisiera, podía mirar las homilías del año pasado.

El TRIDUO PASCUAL

En la liturgia de la Iglesia católica se entiende como Triduo Pascual los tres días en los que se celebra la Pasión, la Muerte y la Resurrección del Señor.

Para entender mejor las distribución y apreciar su conexión con los tiempos que marcan los Evangelios, tenemos que partir de la base importante de que en la antigüedad la forma de medición de los días, de las semanas y de los meses no coincide con los de nuestra actual cultura occidental.

Para los romanos el nuevo día no comenzaba a las doce de la noche como lo entendemos nosotros, sino que el nuevo día comenzaba a las seis de la mañana, coincidiendo con la salida del sol. Para ellos las horas se contabilizaban de tres en tres. Así pues las nueves de la mañana era la hora tercia, las doce del mediodía era la hora sexta y las tres de la tarde era la hora nona o novena, en la cual se nos indica en los evangelios que fue el momento de la muerte de Jesús.

Los judíos tenían otra forma de medición del tiempo. Para ellos el día nuevo comenzaba a partir de las cinco de la tarde, una vez que comenzaba a ponerse el sol y cuando cogiendo dos hilos, uno de color blanco y otro e color negro, no se podían distinguir ambos por la falta de luz solar. 

Así, pues, en la tarde del Jueves Santo, al ponerse el sol, ya es Viernes Santo para los judíos; y en la tarde del Sábado Santo comienza el Domingo de Pascua.

El Triduo Pascual comienza en la tarde del Jueves Santo, considerada ya Viernes Santo, y culmina en la tarde-noche del Sábado Santo, considerada ya Domingo de Pascua.

JUEVES SANTO

Durante la mañana ha de celebrarse una única Misa, que sería la conocida como Misa Crismal, en la cual el Obispo bendice los óleos de los catecúmenos y de los Enfermos y consagra el Santo Crisma; y los presbíteros junto con el Obispo renuevan sus promesas sacerdotales.

En la tarde se ha de celebrar en todas las comunidades cristianas la Misa de la Cena del Señor, conmemorándose así la institución del Sacramento de la Eucaristía y acompañando a Jesús en las horas previas a su crucifixión.

La liturgia de esta celebración se ha de concentrar en la Mesa del Altar, debidamente preparada para la ocasión con manteles, velas y flores.

El himno del Gloria se ha de hacer solemnemente, con repique de campanas si se puede, subrayando de esta manera la importancia de esta celebración y la inauguración del Triduo Pascual, pues las campanas ya no volverán a sonar hasta que nuevamente lo hagan durante el himno del Gloria de la Vigilia Pascual.

Se recomienda, siempre que las circunstancias lo peritan, realizar el rito del lavatorio de los pies, mediante el cual el sacerdote lava los pies a doce miembros, u otro número, de la comunidad, del mismo modo que Jesús lo hiciera a los Doce. El sacerdote lava los pies, los besa y los seca del mimo modo que el Maestro y Señor lavó los pies de sus discípulos y servidores en señal de humildad, servicio y caridad.

La parte central de esta celebración es la liturgia eucarística, por lo que se pide que antes de la misma celebración el Sagrario se muestre abierto y vacío como signo de que el Pan que hoy se reparte en la Comunión es recién consagrado.

La última parte de la celebración es el traslado del Pan de la Eucaristía hasta el Sagrario que se ha de encontrar en el Altar de la Reserva o Monumento. Este mismo Pan eucarístico será el que se comulgará en la celebración de los Oficios del Viernes Santo.

Después deben retirarse del presbiterio las flores y desnudar de manteles la Mesa del Altar y la de la Palabra (ambón). 

A partir de este momento no se podrán administrar los Sacramentos hasta la celebración de la Vigilia Pascual.

VIERNES SANTO

A partir de las tres de la tarde se deben de celebrar los Oficios de la Pasión y Muerte del Señor. 

Con poca luz en el templo y con el presbiterio sin adornos florales, se inicia la celebración con una procesión de entrada en silencio. Los sacerdotes, con ornamentos de color rojo que simboliza el martirio de Cristo, se postran en el suelo mientras el resto de la asamblea se arrodilla, como expresión de adoración penitencial profunda.

La Lirturgia de la Palabra tiene como centro la narración de los textos de la Pasión del Evangelio de Juan, y toda la asamblea se arrodilla y ora brevemente en silencio en el momento en que se menciona la muerte del Señor.

La Oración Universal son una serie de peticiones que hoy se hacen de manera solemne, y en la que se ora por distintas necesidades, resaltando así que Cristo muere por la salvación de toda la humanidad.

Prosigue un rito que únicamente se hace en este día, la adoración de la cruz. el ministro traslada en procesión una cruz velada haciendo tres estaciones hasta llegar al presbiterio donde la mostrará sin el velo. Después toda la asamblea se acercará a adorarla, bien haciendo una inclinación profunda o haciendo una genuflexión. Después la cruz quedará expuesta de manera solemne, alumbrada por dos cirios, en un lugar destacado del presbiterio.

A continuación se viste con manteles sencillos la Mesa del Altar y se traslada el Pan de la Eucaristía reservado en el Sagrario para darlo en Comunión a los presentes.

Con el silencio conque se inició esta celebración litúrgica se termina la misma mientras los sacerdotes y ministros se retiran.

SÁBADO SANTO: GRAN VIGILIA PASCUAL

Llegada la Noche del Sábado Santo cada comunidad cristiana se reúne para celebrar la Vigilia de la Resurrección del Señor. Se comienza en el fondo del templo, o mejor en el exterior del mismo, acogiendo a los que serán bautizados en esta Noche Santa y bendiciendo y encendiendo el fuego que simboliza la Creación del mundo en la que Dios separa la luz de las tinieblas.

Después se bendice y enciende el Cirio Pascual que simboliza a Cristo Resucitado, la Luz del mundo, y se inciensa en señal de su importancia una vez sea colocado en el presbiterio del templo, terminada una procesión en la que la asamblea acompaña con cirios encendidos y hace tres estaciones en las que se muestra el Cirio hasta que es colocado en su sitio.

Se anuncia la Resurrección del Señor con el Pregón Pascual como canto de una Gran Noticia de lo que va a suceder esta Noche Santa, conectando la liberación del pueblo de Dios siendo esclavo en Egipto con la liberación de la muerte que el pueblo de Dios recibe con la Resurrección de Cristo.

En esta celebración nos encontramos con un mayor número de le lecturas de los textos sagrados, incluido salmos, correspondientes al Antiguo Testamento y que nos hacen un recuerdo de la Historia de la Salvación. 

Esta Liturgia de la Palabra se ve interrumpida por el canto o recitación solemne del himno del Gloria, acompañado del repique de campanas, encendido de luces y velas en el interior del templo. Después se prosigue con la lectura de la Espístola de San Pablo a los Romanos, como primer testimonio de la Resurrección del Señor, y con la solemne proclamación del Evangelio.

A continuación el sacerdote bendice el agua bautismal con el Cirio Pascual y todos los presentes renuevan sus promesas bautismales y se bautiza a los nuevos cristianos porque el bautismo nos hace participar de la gracia de la resurrección del Señor, recibiendo el Espíritu Santo.

La Mesa del Altar se viste de manteles blancos, si no se preparó antes de la celebración, y se adorna con cirios y flores. Se consagra el Pan y el Vino que nos hacen sentir la presencia real de Cristo, el Resucitado, en el sacramento de la Eucaristía. Y luego se repartirá en la Comunión.

Si la edad y el proceso de los bautizados lo permiten, en esta misma celebración los bautizados podrán recibir también el Sacramento de la Confirmación y el Sacramento de la Eucaristía.

Con esta celebración de la Vigilia Pascual termina el Triduo Pascual y al mismo tiempo se inicia el tiempo de Pascual, el cual durará cincuenta días hasta que se clausure con la Fiesta de Pentecostés.

La Primera Semana de Pascua, que comienza con la Vigilia Pascual, es también conocida como la Octava de Pascua, pues durante esos ocho días las celebraciones litúrgicas tienen las mismas oraciones para señalar así, como si en vez de una semana se tratara de un mismo día, la importancia y la grandeza de la Resurrección del Señor, misterio central de la liturgia cristiana.

Emilio José Fernández, sacerdote

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