jueves, 17 de noviembre de 2022

DOMINGO DE LA SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO / Evangelio Ciclo "C"


EL REY DE LOS QUE NO TIENEN REY

Lucas 23, 35-43

Celebramos la solemnidad de Jesucristo, rey del universo, con la que la Iglesia culmina el año litúrgico, después de haber estado celebrando, meditando y viviendo los misterios fundamentales de la fe cristiana.

El relato de hoy nos sitúa en la escena de la crucifixión de Jesús, cuya condena a muerte es el fracaso de toda una vida y de una misión que queda enterrada de esta manera. Un letrero especifica la causa de este final: haberse proclamado rey de los judíos. Se trata de una justificación política para obviar a quien, paradójicamente, muchos lo han considerado el Mesías y Salvador. 

¿Ha vencido la muerte, el odio, la traición, la soberbia de los poderosos…? En apariencia sí. Pero quien mira al Crucificado desde el corazón, entronado en la cruz, coronado de espinas, desnudo, machacado y muerto, contempla la muestra más grande de amor jamás realizada y la coherencia de quien ha llevado hasta las últimas consecuencias lo que ha anunciado y en lo que ha creído: el Reino de Dios.

Los humildes, los pobres, los mansos, los misericordiosos, los pacíficos, los perseguidos por la causa de Dios… serán bienaventurados. Y en la cruz, el nazareno los ha asumido a todos en su persona, siendo uno más de los últimos de este mundo. Y así, se ha convertido en el rey de todos ellos y se ha empezado a construir un reino donde ellos son los primeros elegidos y sus principales miembros.

En la cruz ha vencido el amor, la entrega, el servicio, la mansedumbre y la obediencia fiel al Evangelio. Estos son los hombres nuevos y mujeres nuevas del reino de Dios, los que han nacido del agua bautismal y se han bañado en la sangre del Cordero cargando con la propia cruz y compartiendo la de los demás. 

La resurrección le ha devuelto a la vida, y el Resucitado se convierte en dador de vida. La muerte ha sido vencida, y, quien vive y es la Vida reina eternamente porque lo conquistado ha sido para siempre. 

Allá donde hay un cristiano que de verdad vive los valores del Evangelio, hace presente al reino de Dios y a su Rey.

Emilio José Fernández, sacerdote


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