jueves, 14 de julio de 2022

DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO / Evangelio Ciclo "C"

VISITA DE JESÚS A MARTA Y MARÍA

Lucas 10, 38-42

Camino de Jerusalén Jesús hace descanso en una aldea próxima en donde vivían dos hermanas, Marta y María, que eran discípulas y amigas de Jesús, al igual que Lázaro, hermano de ambas.

Al acercarnos a este relato debemos romper prejuicios ya hechos con anterioridad sobre la finalidad del mismo, que siempre se ha visto como una comparativa de la vida contemplativa de oración y de la vida de acción o misionera, dándole más importancia a la primera. Esta visión no responde ni al criterio de Jesús ni al de Lucas.

En la escena aparecen Jesús y las dos hermanas, y pronto se crea una tensión y conflicto entre ellas cuando Marta se enfrenta a Jesús para que intervenga ante la actitud, consentida por él, que tiene María, a lo que éste responde regañando a Marta con una frase contundente: “María ha escogido la parte mejor, y esa no se le quitará”.

En el evangelio de Lucas la mujer tiene un protagonismo extraordinario en muchos de sus pasajes. Para este evangelista las mujeres pasan de ser personas marginadas y excluidas en los ámbitos religiosos y sociales profundamente machistas en la época de Cristo, y como ha sido y también sigue siendo en muchas culturas, a ser discípulas de Jesús y parte importante en la vida eclesial. Y es aquí donde tenemos la clave para entender este texto y la intencionalidad de su autor.

Marta representa a la mujer judía de su época, dedicada a las labores domésticas, al cumplimiento de la Ley, que vive para sí misma y que se siente dueña de su vida y de su destino.

María representa a todas las mujeres que forman parte del grupo de discípulas de Jesús, abiertas a la novedad del mensaje del Evangelio, con las actitudes de escucha, acogida y disfrute de Jesús y de su Buena Noticia.

Marta aparece como la incomprensible, cerrada a las novedades evangélicas y hasta molesta de esta nueva forma revolucionaria de entender el papel de la mujer, del discipulado y del servicio cristiano, que no consiste en el mucho hacer sino en el mucho escuchar y el dejarse hacer. A veces estamos tan atareados en nuestros proyectos, sueños, inquietudes… que no tenemos tiempo para Dios ni la suficiente tranquilidad para la escucha de su palabra.

Jesús nos enseña que el verdadero discípulo y discípula es quien ha puesto la vivencia del Evangelio (la escucha, la hospitalidad, la conversión…) en el centro de su corazón para ser activos en la contemplación y contemplativos en la acción: necesitamos escuchar y actuar en la caridad, las dos cosas, pero no desde nosotros mismos como lo hizo Marta, sino desde Jesús como lo hizo su hermana María.

Emilio José Fernández, sacerdote


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