sábado, 13 de septiembre de 2025

VIGÉSIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO / Evangelio Ciclo "C"

 



UN DIOS QUE PERDONA Y ACOGE


Evangelio de Lucas 15,1-10


El comportamiento de Jesús, tanto por sus palabras como por sus actuaciones, resulta escandaloso y revolucionario en los ambientes religiosos de su época, lo que le lleva a tener detractores: fariseos y letrados.

La respuesta de Jesús son tres parábolas que van dirigidas a ellos. Ambos grupos lo critican por su acogida y por su relación de cercanía con los pecadores y los publicanos. Mediante estas parábolas el Maestro trata de defenderse de sus contrarios y al mismo tiempo revelarnos el corazón misericordioso de Dios.

La parábola de la oveja perdida resalta la ternura de Dios que, como pastor, se desvive por la oveja perdida; y la alegría festiva de Dios al encontrar lo perdido. Dios sale a buscar la oveja no porque sea débil sino porque le pertenece, es suya, y la ama. Sorprende que Dios no se conforme con todo lo que tiene, noventa y nueve ovejas, y dé preferencia a lo que le falta, una oveja; y que ponga en riesgo la vida de todo un ganado por rescatar a una sola oveja.

La parábola de la moneda perdida, que recoge una situación cotidiana y real, pone de manifiesto lo mismo: el amor de un Dios que ama, perdona, acoge y se alegra por un pecador que se convierte.

Dios descoloca y rompe toda lógica humana, ya que ama de manera pasional a las personas que la sociedad margina y excluye. Esto nos ha de motivar a nosotros a ser también misericordiosos como Dios lo es con nosotros.

Emilio J., sacerdote


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