Nuevamente tenemos una parábola de Jesús con dos personajes que parecen antagónicos, sin embargo, están conectados entre sí y el uno es consecuencia del otro: existe el rico porque existe el pobre, y viceversa. En todas las parábolas del Evangelio los personajes que aparecen son anónimos, excepto en esta parábola en la que el pobre es llamado Lázaro, de esta manera los oyentes y lectores somos acercados a la realidad de la pobreza para conmovernos más.